Y este post es tan sólo una larga queja para no tirarme al suelo y patalear, o para no escupir a la manager a la cara y tirarle el mandil a los pies y salir por la puerta.
Bien es sabido que se puede tener días buenos y malos y, lamentablemente, por circunstancias que no vienen al caso, estoy teniendo una semana no de mierda, pero sí emocionalmente muy dura.
Ayer llegó al curro el informe del mystery shopper, que es alguien que se aburre en casa y decide ir a comer a restaurantes y después quejarse en las redes por el trato recibido. Y no voy a decir lo que me gustaría hacer con ese montón de folios.
A lo que quiero llegar es que la manager, ayer, tras el informe, me tocó la moral.
Primero me hizo un examen para ver qué les digo a los clientes cuando les llevo la comida.
Tras un par de minutos de tensión, y respuestas que me había aprendido de memoria y que repito como un loro en cada maldita mesa, va y me dice que es que tengo que sonreír más, que ha habido quejas, que estoy siempre muy seria.
No sé qué cara debí de ponerla porque me mandó a la planta de arriba a limpiar y, cuando bajé, me hizo la famosa pregunta que jamás olvidaré:
"Are you afraid of me?"
A lo que, sin pensarlo respondí un: "No, should I?"
Y ahí quedó la cosa.
Ah, no, miento. Porque al llegar a casa, mi novio amenizó el maravilloso día sermoneandome porque cuando pienso que alguien es estúpido se me nota en la cara y que por eso debería tener cuidado en el trabajo.
¡Qué gusto volver a casa tras el trabajo para seguir escuchando críticas constructivas!
-Nuyë-
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