No me quejo...

Cuando las cosas me van "medianamente", no me quejo demasiado.

A ver, un poco sí, que no hay que mal-acostumbrar a los que me rodean.

Tampoco hago gran cosa como para poder quejarme.

Me levanto,desayuno y me ducho,me visto,cojo el bus,voy a trabajar.
Salgo de trabajar,cojo el bus,vuelvo a casa,pijameo y duermo.

Algunos días los tengo off, y entonces me levanto más tarde y no friego hasta el final del día. En esos días, a veces, voy al cine, intentando que la puta rutina no me aplaste con sus manos de gigante.

Y así se pasan las semanas.

Me quejaría, pero me da tanta pereza que pa qué.

El caso es que veo el sol por la ventana, y le pregunto a los clientes que qué tiempo hace en la calle, no sea que me constipe de camino al bus.

Se me está olvidando cómo huele Hyde Park bajo la lluvia porque ahora sólo huelo pollo a todas horas.

Estoy olvidando algunas cosas qué decían Mark Twain o Virginia Woolf porque tengo que aprender los ingredientes de las cosas que hay en el restaurante para el inminente examen que no quiero pero que tendré que hacer.

Todo ésto, aderezado con unas ojeras y un dolor de espalda importante.

Igual pronto me da por comer cerebros, aunque la gente es tan tonta que no sé no sé...

-Nuyë-