Por fin, después de casi dos meses
trabajando, me han dado mi primera nómina.
A mí eso de que nos paguen con un
mois de décalage me tiene un poco muy hasta las narices. Pero
bueno, el dinero ya está aquí y pienso invertirlo en algo que ayude
a mejorar los resultados de Art for Art's Shake y de otros proyectos.
A parte de mi odio hacia el
ayuntamiento que me da trabajo por no pagarme cuando se debe, cada
día que pasa soporto menos a los niños. El año pasado, como au
pair, ya puse a prueba mi paciencia con estos pequeños seres, pero
lo de ahora es mucho peor: hay TRESCIENTOS niños en el colegio en el que
trabajo.
Trecientos niños que corren, se
empujan, se caen, se pegan y luego te vienen llorando y balbuceando
en lo que se supone que es francés. Trecientos niños que tienen que
pasar por el comedor y a los que tienes que hacer comer aunque sea un
mísero cacho de salchicha (aunque no les culpo, la comida está
asquerosa). Trescientos niños que se creen que pueden vacilarte
porque sí y porque, como no eres francesa y no entiendes todo, pues
mola hacerse los graciosos.
Y sí, mola
mucho todo, hasta que
llega la animatrice
española, que está hasta las pelotas, y se pone a pegar gritos en
francés.
Resultado: un par
de niños castigados, otra llorando a moco tendido, un puñado de
niños alucinando y una pucelana escupiendo bilis y deseando poder
utilizar las combas para atar a todos esos canijos y que se estén
quietos de una maldita vez.
Creo que ha quedado
claro que me encantan los niños.
-Blondy-
No hay comentarios:
Publicar un comentario