Todo comenzó hace dos meses-o así-cuando empecé en el restaurante éste infernal.
Tienen una tarta, ¿vale?
Bueno, tienen muchas, pero tienen una de chocolate que es....¿cómo decirlo?
Tener el infierno y el cielo en el paladar, con el perdón de la tarta de mi madre.
El bizcocho es de chocolate, está rellena de chocolate, y recubierta de chocolate.
¿He dicho ya que es de chocolate?
Desde el primer momento en que posé mis ojos en ella la deseé, y cuando, en el congelador, preparaba los platos para servirlos, probé un trocito, casi me desmayo del gusto.
Pensé "esa tarta tiene que ser mía".
Y un día, un pedazo fue mío..............por CUATRO LIBRAS Y PICO!!!!
Fue en ese momento cuando clamé a los cuatro vientos y al mismísimo Támesis, y le dije a una compañera:
"A Elvis pongo por testigo que no me marcho de este curro sin haberme llevado a casa un trozo de tarta por la cara"
¿Sabéis lo que pasó ayer?
No, aún sigo trabajando...................
-Nuyë-
No hay comentarios:
Publicar un comentario