Shot you down

Yo no soy una persona violenta.
Lo juro.
Puede que un poco temperamental,vale,eso sí.
A veces se me va la cabeza y alzo la voz y ladro cuatro tonterías y fin.

Pero aquí, en esta jaula de grillos, sus habitantes están sacando lo peor de mí.

Tengo pesadillas.
A montones.

El otro día soñé que al salir de mi habitación me caía dentro de una montaña de ropa lista para planchar y me devoraba.
Me desperté gritando de terror.

Pero ahora los alaridos del bebé(que ya no es tan bebé,tiene dos años y la altura de una de cuatro) han despertado en mí una ira homicida que sólo había experimentado al jugar al Tomb Rider. Y ni siquiera.
Cada vez que empieza a llorar tan sólo imagino torturas macabras que realizar.
Ideas que consisten en sangre por toda la cocina y yo riendo en el medio.

A veces se me crispan las manos, como si mi cuerpo reaccionara a sus gritos.

No le doy de comer,grita. Le doy de comer, grita.
No le gusta la ropa, grita. Le doy agua, grita.
La hora del baño, grita. La hora de las historias, grita. La hora de dormir, grita.
Quiero agua, no me gusta este vaso, no quiero este peluche, quiero el otro, quiero a mi mamá o mejor a mi papá. Quiero que te vayas, o mejor quédate y haré que tus tímpanos revienten.

Porque sí, eso no es llorar. No es berrear.
Los alaridos que nos regala no tienen nombre ni nada con que compararse.

También he soñado con sus gritos. No con ella, si no con su dulce voz que amenizaba toda la velada.

Me duele la cabeza, estoy de los nervios y cabreada.
Y violenta, estoy muy violenta.

Y su madre va y me dice que si puedo hacer unas horillas el fin de semana...
Claro.
NO.
A no ser que quiera sangre.

Entonces sí.

Nuyë