Con lo mal que yo recorto...
Con lo poco que me gusta a mí hacer manualidades...
Yo preferiría ir sin más a clase, con algún atuendo que me sentase bien.
Casi me he aprendido los nombres de todos los niños, sobre todo de aquellos que se portan tan mal que tengo que sacarlos a la pizarra en un intento de que se sientan importantes y así, dejar de incordiar al resto.
Lo más fascinante de todo es el momento en el que yo intento que me hagan caso y los monstruitos deciden jugar a ser toreros, porque eso es lo que sus maravillosos padres y madres les han enseñado.
Ah, si pudiera convertirlos en monos alados...
-Nuyë-
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