Dejar el restaurante ha sido una decisión que, a veces digo arg, pero la mayor parte del tiempo digo, olé yo.
Ahora trabajo en casa.
Oh sí, qué guay.
NO
¿Alguien se pensaba que podría dejar de quejarme?
JA
Cuando me quiero sentar a trabajar, es la hora de hacer de comer. Y luego de comer. Ok, veré una serie para acompañar las lentejas, ay, voy a ver otro capítulo que se ha quedado tan interesante...Ay, ya son las seis, hora de merendar. Veré otra serie. Y, como que no quiere la cosa, ya es la hora de la cena, serie. Serie de después de cenar, dormir.
Y así.
Lo bueno, que no me despego del pijama.
Lo malo, que los kilos se me vuelven a pegar al culo.
Así que nada, ya mañana empiezo con el nuevo curro, y a ver qué nos depara Elvis.
-Nuyë-