Hoy no vengo a quejarme.
O no mucho.
El tema de hoy es “Ser au pair de un preadolescente”.
Sí, esa soy
yo. La au pair a cargo de un mozo de 12 años y pico que es casi tan alto como
yo.
Cuando estás buscando una
familia para meterte en el mundo au pair, lo normal es que mires a ver cuántos
mocosos tienen y calcular la guerra que darán según su edad. Por eso, cuando me
ofrecieron irme con una familia con un solo niño y ya tan crecidito pensé que
quizá sería buena idea.
Y bueno, creo que esa es
una de las pocas cosas en las que no me equivoqué. El chaval es un vacilón con
granos que se dedica a bailar sexymente en
el medio del salón. Que se come una nectarina mientras pone cara de gusto y
dice “I’d marry this frute”. Que pone
su música de mierda a todo trapo. Que se mete en algún jaleo en el cole
de vez en cuando. Que cambia de novia cada semana. Que a veces se intenta hacer
el rebelde pero no le sale…
Pero que también es
educado, responsable, ayuda a recoger y a limpiar después de cenar, hace los
deberes sin protestar demasiado y, a veces, hasta cuenta cosas y pide consejo.
En conclusión, si, como
yo, no aguantáis a los mocosos más pequeños y no queréis ni oír hablar de
pañales. Buscad una familia con niños más mayores, que además es una ayuda para
practicar más el idioma.
-Blondy-